Cuando a Harper le diagnosticaron el síndrome de Beckwith-Wiedemann poco después de nacer, su familia supo que quería al mejor equipo posible para su cirugía de reducción de lengua. Harper ahora lleva una vida sin límites gracias al Dr. Chad Perlyn, experto en el tratamiento de la macroglosia, y al
Centro Craneofacial del Nicklaus Children’s Hospital.