Por:
Cristina Edmunds
publicado el enero 23, 2018
“Era la noche antes de Navidad y, en toda la casa, ni una criatura se movía, porque estábamos atrapados en la Unidad de Cuidados Especiales de nuestro hospital infantil local luchando contra una terrible trifecta de neumonía, bronquiolitis y problemas gastrointestinales. Qué vacaciones, ¿no? Cinco días de soporte respiratorio, suspender la alimentación y dormir en un sillón no eran exactamente nuestras expectativas para unas vacaciones navideñas el año pasado, pero ahí fue donde terminamos.
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