Antes de la pandemia, la mayoría de las familias tenían una rutina establecida centrada en la salud, el estado físico y las actividades sociales. Sin embargo, cuando la COVID-19 alteró la rutina de Jennifer, una madre local de dos hijos, notó cambios drásticos en las dietas y los estados de ánimo de su familia.
"Estábamos en modo de supervivencia", explica Jennifer mientras describe el comienzo de la pandemia. "Pasamos de tener muchas actividades sociales a estar todo el tiempo en casa, tanto los fines de semana como los días de semana". Y fueron estos cambios sociales los que derivaron en otro aspecto inesperado de la pandemia: el aumento de peso.
Al principio, notó que sus hijos comían refrigerios libremente durante el día. Nueve meses después de que comenzaron las medidas de distanciamiento social, llevó a sus hijos a sus chequeos anuales y los resultados la sorprendieron. "Esperaba un poco de aumento de peso, pero me sorprendió que mi hijo mayor tuviera sobrepeso y estuviera fuera de los límites", dice Jennifer. "Siento que el tiempo que pasamos en casa definitivamente afectó la nutrición de mis hijos y sus hábitos".
Jennifer no está sola, ya que muchos padres experimentaron los mismos desafíos el año pasado. Hablamos con Leyanee Perez, RD, LDN, dietista comunitaria y de bienestar en Nicklaus Children's Hospital, para obtener más información sobre lo que puede hacer para mejorar la salud física y el bienestar de sus hijos.
Los comportamientos de los niños a la hora de comer comienzan en la mesa
Establecer un horario fijo puede ser difícil para algunas familias, pero, ahora más que nunca, es esencial seguir una rutina de comidas y refrigerios. Los padres deben controlar las comidas y decidir qué alimentos servir. Según Leyanee, "un creciente conjunto de investigaciones descubrió que las familias que comen juntas tienen más probabilidades de tener hábitos alimenticios más saludables". "Las mejores comidas familiares son relajadas, sin distracciones de los dispositivos electrónicos".
Trabajar con comedores selectivos
¿Y qué debe hacer si sus hijos son comedores selectivos? "Los niños deben aprender comportamientos de la hora de comer y modales apropiados para su edad observando a sus padres" comenta Leyanee. "Cree un entorno agradable al no obligar a los niños a comer los alimentos que no les gustan". Una estrategia que ella sugiere es hablar con su hijo cuando no quiera comer una comida específica. Haga preguntas como: "¿Cómo puedo hacerla más sabrosa?" o "¿Qué harías de manera diferente?". Involucrarlos en el proceso de preparación de comidas ayuda a que los niños sean más propensos a probar cosas nuevas.
Alimentos que los niños deben consumir diariamente
En tiempos de estrés, a menudo comemos alimentos ricos en calorías, grasas y azúcares. Estos alimentos lo hacen subir de peso sin sentirse satisfecho, lo que provoca un consumo excesivo. Leyanee sugiere que, en lugar de buscar comida chatarra, los niños, adolescentes y adultos consuman alimentos ricos en nutrientes de todos los grupos de alimentos. Si bien su estrategia debe incluir comidas adecuadas para la edad, según la etapa de desarrollo de su hijo, hay varios alimentos que son mejores que otros. Estas son algunas sugerencias para incluir en una dieta balanceada:
- 2 a 3 porciones de verduras por día. Incluye verduras de hojas verdes, legumbres como frijoles y lentejas, verduras crucíferas como el brócoli e incluso verduras con almidón como papas y batatas.
- 1 a 2 porciones de fruta por día. No se preocupe por si son frescas, congeladas, en lata o secas. Mientras no tenga azúcar agregada, la fruta en cualquier forma proporciona una nutrición adecuada.
- 3 onzas o el equivalente de granos integrales. Para ayudarlo a medir, 1 onza de granos integrales equivale a una rebanada de pan, media taza de cereal o pasta cocidos, o una taza de cereal listo para comer. Para identificar nuevas fuentes de granos integrales, busque el sello del Consejo de Granos Enteros o la palabra “integral”.
- 2 o 2.5 tazas de productos lácteos sin contenido de grasa o con bajo contenido de grasa, bebidas sin lactosa o alternativas no lácteas como la leche de soja o de almendras por día. Esto aporta calcio y otros micronutrientes que son importantes para el crecimiento y el desarrollo.
- El equivalente a 3 a 7 onzas de proteína por día. Varios alimentos de origen animal son ricos en proteínas, incluidas las carnes magras, las aves, los mariscos y los huevos. Aquellos que quieren comer más formas proteína vegetal pueden optar por los frijoles, guisantes, lentejas, frutos secos, semillas y productos de soja.
- 15 gramos de aceites vegetales por día, según el nivel de calorías del niño. En general, eso es aproximadamente una cucharada por día. Si desea comer alimentos ricos en grasas saludables en lugar de consumir aceites prensados, puede optar por frutos secos, semillas y aguacates.
También es una buena idea hacer que la selección de alimentos ricos en nutrientes sea una actividad llena de diversión que toda la familia pueda disfrutar. Después de hablar con su pediatra, Jennifer hizo cambios en los hábitos diarios de sus hijos. "Hicimos que cocinar con verduras fuera una actividad familiar divertida", dice. "Los animo a probar una nueva verdura cada dos semanas".
Jennifer también ha incorporado algunos otros cambios en la rutina diaria de su familia, como reemplazar los refrigerios con alto contenido de azúcar por alternativas más saludables, como frutas frescas o yogur, y mantener un estilo de vida más activo. Dormir lo suficiente también es tan importante como la alimentación saludable y la actividad física. Pero la mejor manera de tomar decisiones conscientes sobre la salud es hablar con su pediatra. Juntos, pueden crear un plan diario de nutrición y acondicionamiento físico que beneficiará a toda su familia.