Los casos de enfermedad cardíaca (del corazón) asociada con factores del estilo de vida han aumentado entre los niños y adolescentes en los últimos años. Generalmente, la enfermedad está asociada con el aumento de la obesidad infantil. Al modelar y reforzar hábitos saludables, los padres pueden guiar el camino hacia un futuro saludable para el corazón de sus hijos. Así es cómo:
Limite el tiempo que pasan frente a las pantallas
Enfrentémoslo: todos disfrutamos de nuestro tiempo frente a las pantallas, ya sea con la televisión, la computadora, los videojuegos o las redes sociales. Cuanto más nos vean nuestros hijos usando dispositivos electrónicos, más querrán imitar nuestras acciones. Establecer límites para que no pasen más de 1 o 2 horas por día frente a las pantallas les permitirá a usted y a su familia disfrutar de otras actividades, como una noche de juegos en familia, un paseo después de la cena o incluso una limpieza a fondo del armario de los niños en primavera, lo cual creará un nuevo conjunto de hábitos que pueden mantenerse fácilmente en el futuro.
Hagan ejercicio en familia
Programe oportunidades regulares para hacer ejercicio en familia. Seleccione los mejores horarios para que toda la familia haga ejercicio junta. Cree un calendario semanal de actividades apropiadas según la edad y esté preparado para modificarlas con frecuencia a fin de mantener la motivación. Aproveche esta oportunidad como un momento para fortalecer lazos y crear recuerdos familiares.
Haga que las comidas sean saludables para el corazón
Comer alimentos saludables comienza con alimentos saludables que saben bien. Cuando compre alimentos, asegúrese de incluir alimentos con alto contenido de nutrientes que le gusten a su familia y que sean de todos los grupos de alimentos: granos integrales, frutas y verduras frescas, carnes magras y alternativas a la carne, como los frijoles, guisantes, lentejas o productos a base de soja, como el tofu; productos lácteos sin contenido de grasa o con bajo contenido de grasa, o alternativas a base de soja fortificadas, y grasas saludables, como las que se encuentran en el aguacate, las aceitunas, los frutos secos y las semillas. La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda comer mariscos con alto contenido de omega-3 como salmón, atún y sardinas, al menos dos veces por semana. El patrón nutricional de estilo mediterráneo ofrece una guía simple y fácil de seguir sobre cómo crear un hábito alimenticio saludable para el corazón que dure toda la vida.
Limite los alimentos grasos o fritos
Las comidas rápidas pueden ser tentadoras, pero también son muy altas en grasas saturadas, el tipo de grasa que aumenta los niveles de colesterol "malo" LDL. Los postres como los helados y pasteles, y otros platos mixtos a base de granos, como los macarrones con queso y la pizza, podrían tener un alto contenido de grasas saturadas. Comer porciones más pequeñas y con menos frecuencia son consejos para ayudar a reducir el consumo de grasas saturadas. Cambiar a quesos con bajo contenido de grasa, cortes magros de carne y cocinar con aceite de oliva o de canola en lugar de mantequilla o aceite de coco también es una buena idea.
Limite las bebidas azucaradas y los postres
Las bebidas que tienen azúcares agregados incluyen los refrescos comunes, las bebidas de frutas, las bebidas energéticas y el agua endulzada. Una porción típica de 12 onzas de bebida de frutas podría tener 238 calorías y 59 gramos de azúcares agregados (14 cucharaditas). Los postres, los refrigerios dulces, los cereales endulzados para el desayuno y los caramelos también son fuentes significativas de azúcares agregados. Limitar los azúcares agregados a menos del 10 % de las calorías totales por día al reducir los tamaños de las porciones, consumir estos alimentos con menos frecuencia o consumir alimentos bajos en azúcares agregados son estrategias que pueden ayudarlo a mantenerse en los límites recomendados. Los lactantes y los niños pequeños no deben consumir las calorías de los azúcares agregados. Consumir frutas frescas como refrigerios y postres, cereales listos para comer con menos azúcar y bebidas que no contienen azúcares agregados como el agua y los productos lácteos sin contenido de grasa o con bajo contenido de grasa sin endulzar son buenas prácticas.
Lea las etiquetas
Comprender cómo leer las etiquetas de información nutricional es importante para todos los miembros de la familia. Enséñeles a sus hijos a leer las etiquetas de información nutricional comenzando con el tamaño de la porción en la parte superior y prestando atención a la cantidad de porciones por envase. Observe las calorías por porción y busque nutrientes clave como fibra dietética, vitamina D, calcio, hierro y potasio. Elija alimentos con menos sodio, grasas saturadas, colesterol alimentario y azúcares agregados. Cuando salga a comer afuera, busque las calorías publicadas en los menús del restaurante y en los tableros del menú.
Pruebas de colesterol para niños
Los niveles elevados de colesterol en sangre suelen ser asintomáticos. La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda que los adultos de 20 años o más controlen su nivel de colesterol cada 4 o 6 años, siempre y cuando el riesgo se mantenga bajo. Todos los niños deben controlarse el colesterol entre los 9 y los 11 años, y nuevamente entre los 17 y los 21 años. Los niños con hipercolesterolemia familiar (familial hypercholesterolemia, FH) deben someterse a pruebas de detección a partir de los 2 años de edad. El sobrepeso y la obesidad también son factores de riesgo de enfermedad cardíaca. Los estilos de vida saludables como mantener un peso saludable, seguir una alimentación saludable y hacer ejercicio regular pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol. A veces se requieren medicamentos para reducir el colesterol y, en casos extremos, se necesitan procedimientos médicos.
IMC en niños
Se considera que los niños mayores de 2 años de edad o los adolescentes con un IMC en el percentil 85 a menos del percentil 95 tienen sobrepeso, y aquellos con un IMC igual o mayor que el percentil 95 se consideran obesos. Puede calcular el IMC de su hijo utilizando la calculadora en línea de los CDC para niños y adolescentes, y la calculadora de adultos para miembros de la familia mayores de 20 años. Si le preocupa el peso de su hijo, programe una visita con su pediatra para obtener un referido a un dietista pediátrico registrado.