El futuro de Brandon era prometedor. Era un estudiante en la lista de honor con las mejores calificaciones en la Escuela Preparatoria Pine Crest y, con solo 15 años, Brandon ya era una leyenda del básquetbol, no solo en la comunidad local... también en todo el país. Sin embargo, un día de febrero de 2007, parecía que Brandon nunca iba a volver a jugar básquetbol.
Esa noche en particular, Brandon se estaba preparando para tomar una ducha y se dio cuenta de que no sentía si el agua estaba caliente o fría con la mano derecha. Unos días después, se cayó y se cortó el codo durante un partido y tampoco sintió eso.
Los padres de Brandon lo llevaron a ver a un médico ortopedista especialista en deportes, quien le indicó una MRI (resonancia magnética), la cual reveló que tenía un siringoma, una cavidad llena de líquido en la médula espinal de Brandon que probablemente fuera la causa de la debilidad de las manos y los brazos, además de los déficits de sensibilidad al dolor y la temperatura. También había un quiste en la base del siringoma que presionaba contra la médula espinal de Brandon, lo que lo ponía en riesgo de desarrollar problemas progresivos que pudieran, en definitiva, impedir no solo que jugara básquetbol, sino también que caminara y corriera. Cuando el médico ortopedista determinó que la afección de Brandon podía también afectar sus capacidades neurológicas, fue a ver a un neurocirujano para una evaluación más detallada.
Segunda opinión
Al momento de la visita inicial de Brandon, el siringoma y el quiste eran relativamente pequeños. El neurocirujano decidió que la mejor opción sería simplemente mantenerlo en observación y analizar la evolución de ambos para ver si no progresaban a lo largo del tiempo. Autorizó a Brandon a jugar básquetbol en el equipo de su escuela, los Pine Crest Panthers, y con su equipo de viaje de verano. También asistió a la Steve Nash-Nike Skills Academy y el Campamento de básquetbol de las 100 mejores escuelas secundarias (Top 100 High School Basketball Camp) de la NBA (Asociación Nacional de Básquetbol).
Brandon jugó al básquetbol todo el verano, pero antes de iniciar el siguiente año escolar, sus padres decidieron que querían una segunda opinión acerca del cuadro clínico de su hijo. Lo llevaron a la consulta con el Dr. David Sandberg, FAAP, neurocirujano pediatra de planta del Nicklaus Children’s Hospital, anteriormente conocido como Miami Children’s Hospital, y profesor adjunto de la Escuela de Medicina Miller de la Universidad de Miami. El Dr. Sandberg repitió la MRI de Brandon y halló que el siringoma había aumentado de tamaño. Brandon necesitaba una cirugía de inmediato.
Un éxito quirúrgico
La cirugía de Brandon se programó para el 15 de octubre de 2007, y si bien estaban nerviosos, sus padres se sintieron muy reconfortados por la seguridad del Dr. Sandberg.
“No podría haber pedido un mejor cirujano”, dice Tanya, la madre de Brandon. “Antes de la cirugía, nos dijo ‘Los veo en cinco o seis horas, no espero ninguna complicación’. Su franqueza y confianza nos dejó tranquilos. Estaba segura de que sabía lo que hacía”.
Dado que Brandon era todavía un adolescente y tenía una carrera prometedora en el básquetbol por delante, el Dr. Sandberg prefirió realizar la cirugía menos invasiva posible. Dos semanas más tarde, Brandon regresó a la escuela y en los tres meses siguientes había vuelto a jugar al básquetbol como si nunca hubiera dejado de hacerlo. Llevó a los Pine Crest Panthers a ganar el campeonato estatal en febrero de 2008 y fue nombrado el jugador del año del Condado Broward.
“La cirugía fue un éxito en todo sentido”, dice el Dr. Sandberg. “Todos los síntomas de Brandon se han resuelto. De hecho, nadie podría decir que fue sometido a una cirugía si lo ven jugar al básquetbol. Tres meses después de la cirugía, una MRI de control mostró que el siringoma y el quiste habían desaparecido completamente”.
Realmente es un niño prodigio, ¿no?
