A una edad muy temprana, a Annabella se le diagnosticó síndrome nefrótico, una afección que afecta los riñones. Un día, sufrió un choque septicémico y sus padres la llevaron a Nicklaus Children’s Hospital. Parecía que todo iba mal, y el papá de Annabella no podía evitar sentir temor por lo que le sucedería a su hija. Gracias al tratamiento que recibió en el hospital, Annabella se recuperó. Su padre nunca se había sentido tan aliviado, lo que lo llevó a entrar en Miami Children’s Health Foundation y hacer una contribución para ayudar a los niños que estaban pasando por lo que Annabella pasó.
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